martes, 19 de abril de 2016

Siglo XX y alcohol

Me elevas, me elevas hasta el sueño sin cumbre. Me elevas, corazón, con tus zapatos de charol, con tus trajes del siglo de oro, es decir, del siglo XX. Te me llevas de la mano mientras con la otra agarras tu copa carmesí y bailamos hasta despertarnos juntos sobre una montaña de libros desenfundados. Me atrapas con tu pluma y me sueltas suelta entre tus versos sudados, empapando todo de alcohol y metáforas que huelen a descapotable con alas, y sentado en tu trono motorizado me elevas, me elevas hasta el sueño y corazón, corazón del siglo XX, elevas tu copa y me elevas hasta el sueño.
Mírame mañana y leemos a Salinas mientras susurras con tus labios mentirosos, elévame hasta lo alto de tu sonrisa de farola apagada, de farlopa fundida. Corazón, mírame así, como miras a cada oyente cuando recitas, cuando me invitas y juntos escuchamos este jazz... Déjame tu mano un rato más mientras me hablas de filosofía y te ríes de lo ridículo que resulta este mundo, la universidad, los intelectuales, todo lo que se respeta.
Sigue viviendo y riendo, no pares, mi amor, más fuerte porque ya toco el sueño y lo elevo hasta ti.

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