No hay nada más allá de tu miedo.

A veces tengo la impresión de que no sirvo para nada, de que soy débil, de que soy frágil, de que no puedo detener nada de lo que vaya a suceder, a veces creo que soy mala, que un embrujo ensombrece mi vida y no lo puedo evitar, a veces siento que se me amarga la boca, y que mis palabras son acibaradas, son las ondas de un rio negro y espeso que desemboca en mi psique, allí donde se nubla todo hasta convertirse en una caverna fúnebre llena de macabros tormentos, a veces puedo notar como mi alma quiere emerger a la superfície hasta que finalmente se ahoga. A veces parezco siniestra, y creo que mis manos se vuelven extremadamente pequeñas y delgadas, así que puedo presentir como todo se me escapa, y las cosas importantes que agarro se caen estrepitosamente. A veces quisiera que mi cuello se alargara desmesuradamente y contarle a la luna algún secreto que no le dejara dormir, a veces cortaría el mar con unas tijeras y me haría un abrigo con el para los dias de invierno, bailaría con las sirenas hasta que se parara el tiempo, a veces gritaría hasta fundir el Sol, solo para que Marte me escuche, y le contaría que siempre quise visitarle, que me falta el pasaporte y es que a veces no me siento de este mundo aun que lo intente, que no entiendo la finalidad de la destrucción, ni de la guerra, que no quiero saber que se siente siendo complice de un infierno terrenal como este, a veces volaría lejos de aquí y descubriría los enigmas del viento, la lluvia sería mi complice y me reiría a las espaldas del fuego, a veces daría lo que no tengo y se abreria un grandioso ventanal y no se morirían los niños hambrientos, a veces y solo a veces sería capaz de comerme mis pensamientos, dulces, jugosos, libre de rencores, de lamentos...