martes, 3 de mayo de 2016

El amanecer viviente

No regreses porque tus pasos retrasan auroras milenarias en el firmamento (el día se despierta con la imagen de los vivientes: seres bucean en este mar de espacio, bosque de dudas, enigma de escalera).
Y no vuelvas porque tu rostro se me destruye en la pupila como un edificio solitario que recuerda ser ruinas mientras descansa en el cielo. Su vida, ¿qué recuerda el edificio de su historia? recuerda solo el vuelo de dos pájaros que también creyeron vivir y solo volaban quizás para ser contemplados, quizás para vernos a nosotros volar. Y ya no volamos, ya no creamos, ya ni somos ruinas, ni somos alas... ay, esas ruinas tan apreciadas y sugerentes que examinas mientras mantienes el eje del mundo, quieto... aguantándose bajo tus pies, esos pies que pisan cuestionando cada palabra de la tierra, y no giran, y nunca paran.
Pero vuelve, como vuelve el mar sabiendo que terminará por destruir cada enigma construido con tanto empeño y esperanza.
Vuelve como vuelve el tren a la estación sabiendo que se encontrará con la misma hora de siempre, bajo el mismo sol viejo, con las mismas miradas, los mismos tickets machacados...
Vuelve como regresa el hermano que nunca dejó de serlo y siempre repercute, constituye, suda, late bajo la almohada y se disipa regenerando las entrañas que ya perdiste, devoradas, destruidas, desnacidas eternamente bajo los labios de aquel “no”.

domingo, 1 de mayo de 2016

A mi madre. Ekfrasis: Un hermano en la playa.


En el mar hay un ojo
Que siempre te observa
Con la pupila inyectada
En sangre de olas.


En el mar hay un ojo
Que escucha
Todo lo que dices
A través de una caracola.

Siempre te observa
Y vuelve a la vida que le diste
Destejiendo el manto
Marino de las horas.

En el mar hay un ojo
Que dejamos muy quieto,
Como un barco anclado a una roca,
Y el otro, desde el cielo,
Nos habla como si fuese una boca.

Desde allí, sabe lo que somos,
Sabe lo que hacemos,
Y nunca se equivoca.

Lámpara colgada en lo alto,
Iluminadora de la tierra,
Farola de nuestros actos.

En el mar hay un ojo,
Trístemente hondo,
Inexplicablemente humano.